La extorsión se ha convertido en el delito predilecto de los políticos de Quintana Roo para tratar de callar a los comunicadores; anoche vimos otro caso con la detención del comunicador y activista, Carlos Mimenza en el aeropuerto de Mérida.
(Radio Pasillo dice..).- Mimenza no es el único comunicador al que le intenta fabricar el delito de extorsión en Playa del Carmen. Esta vergonzosa práctica ya sucedió en el pasado, en la denominada era represora del borgismo, pero esta sombra de corrupción y manejo bestial de las instituciones continúa con Carlos Joaquín, quien evidentemente se encuentra enojado por los calificativos que le adjudica Carlos Mimenza. Y su reacción, tan igual o peor que la Beto Borge.
Antes no existía la penetración de las redes sociales y la gente era más fácil de engañar, haciéndole creer que un comunicador era un vulgar delincuente, a final de cuentas lo que busca el gobierno es lacerar el prestigio de su víctima, es decir, lincharlo públicamente, quitarle credibilidad y de paso encerrarlo para entre criminales para que aprenda la lección de no decir verdades que van contra los intereses del gobierno.
¿Acaso Carlos Mimenza miente? Desde nuestra óptica, claro que no, el nombre de su programa es un reflejo adecuado, pues la verdades incomodan.
¿A quién va a extorsionar Mimenza con tanto dinero que tiene? No me gusta meterme en cuestiones personales, pero ¿acaso necesita extorsionar cuando tiene, al menos, 70 tiendas de conveniencia, más otras rentas y negocios muy lucrativos?, los cuales no mencionaré.
¿Acaso no sabe Carlos Joaquín y el fiscal general cómo es una extorsión, las cuales se viven todos los días en Quintana Roo? Sujetos que balean negocios y amenazan a empresarios.
Es una infamia que mientras los verdaderos delincuentes se encuentran libres, los ciudadanos bien nacidos en la cárcel. Lo sucedido anoche con Carlos Mimenza es indignante y reprobable.
¿Mimenza está loco? Sí, pero no pendejo. ¿Mimenza dice mentiras al denunciar el gobierno de Carlos Joaquín? ¡Claro que no miente!, pero su forma no es la apropiada para el "Chespirito" (menos conocido como Carlos Joaquín).
Tanto que Carlos Joaquín criticaba a Borge por represor, pues ya lo superó. Hoy acaba de hacer a su propio "Pedro Canché", pero este tiene alcances, apoyo y mucho dinero. A ver si su "Pedrito" no se le transforma en su "Frankenstein".
Esperemos que las organizaciones nacionales e internaciones de protección al activismo y comunicadores tomen cartas en el asunto, pues ya vimos de nueva cuenta con qué facilidad se fabrican delitos contra los "incómodos".
Carlos Joaquín prometió encabezar el "Gobierno del Cambio", lo cierto es que convenientemente no terminó de decir la frase completa: la "reversa", también es cambio.
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